LOS SONIDOS DE LA NOCHE
A las cuatro de la madrugada, un hombre lobo, quebró mi sueño. Agucé el oído y, de la habitación de al lado, un ronquido, con la cadencia infinita de un aullido, inquietó la noche. A esas horas, en las que en los albergues, unos duermen más que otros, ciertos sonidos